
Después de haber visto a un McClane acabado y con dolor de cabeza en la tercera parte, resulta casi espiritual verlo convertido en padre de familia preocupado, brillantemente calvo (se agradece la sensatez, ya que el viejo Bruce nunca ha tenido pelo), igual de ácido que siempre y con una exquisitez táctica y coreográfica para liquidar enemigos, que solo se aprende después de haber frustrado los planes de tres organizaciones terroristas (es importante añadir que John esta más loco que una cabra también).
La trama sigue la línea más clásica de la trilogía (complot terrorista para obtener plata dulce + un poco de pánico+ John McClane en el lugar equivocado), y a los 15 minutos ya nos cachetea con dosis de acción de la vieja escuela.
El guagua McClane se hace un "big willy" en esta entrega (protege a un hacker adolescente y se hace amigo de él, tiene una hija mijita, mata a algunos cuantos desgraciados, da instrucciones a la plana mayor del siempre inoperante ministerio de defensa norteamericano, tiene duelos mano a mano, maneja un helicóptero, un camión y hasta juguetea con un avión de guerra) y lo más importante de todo, queda lo suficientemente hecho bolsa como para contarlo.
Finalmente después de más de dos horas de fantasía y acción delirante, absurda y cómica a la vez, puedo decir con toda tranquilidad, que John McClane o "el reloj de cuerda en una era digital" (como lo bautizó simpáticamente el líder terrorista en una escena), lo hizo otra vez.
1 vagabundos pasaron por acá:
Weon, la tengo acá en la casa...es más en un rato me echo en la cama pa verla..me tenté...ajajjaja
Cuídate.-
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